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24 de diciembre de 2015

Cojines de Ganchillo: Granny Square

O ninguna entrada en 3 meses o dos en un día. ¡Qué le voy a hacer!
No he estado quieta, no va con mi caracter. Es sólo que tengo demasiados proyectos empezados y no me da tiempo a terminarlos todos cuando me gustaría.

Uno de esos proyectos consistía en redecorar la cocina. La crisis nos impide reformarla, por ahora. Pero cuando las añejas sillas de tijera se rompieron, no tuvimos más remedio que comprar otras. Con un presupuesto bajo, compramos las sillas en IKEA (evidentemente). Aprovechamos el viaje y compramos también una tela roja de algodón (a 4€/mt) para hacer los cojines y para tapizar el taburete. (También compramos otras sillas para el salón, pero esa es otra historia pendiente de su propia entrada...)

Pues a lo que iba, los cojines. La idea de un cojín rojo, me pareció algo sosa, y eso que el rojo de la tela es bastante vivo. Así que, ¡cómo no! se me metió en la cabeza hacerlos de ganchillo. Por casualidad, ví unos, que me gustaron bastante, en la revista nº 669 de Labores del Hogar  realizados con Granny Squares. Son tres patrones diferentes y divertidos.

De los ovillos que me quedaban de Anchor Style Creativa eligí aquellos que combinaran con el rojo de la tela.


El primer cojín se compone de 16 pequeños cuadrados de tan sólo 3 vueltas, que unidos de cuatro en cuatro, forman la base del cojín.


El segundo está compuesto de 4 cuadrados de 8 vueltas unidos posteriormente.




Y el último se compone de un sólo cuadrado de 21 vueltas:


Y éste fue el resultado de una de las sillas y del taburete una vez acabados. Ahora tengo que pintar el taburete de blanco. Espero tener tiempo para ello...


Tutorial: Tarjeta de Navidad

De nuevo, antes de irme a pasar unos días fuera con mi hijo y mi marido, explicaré cómo he realizado este año los Christmas o Tarjetas caseras para felicitar la Navidad a los amigos y familiares.
Esta vez, decidí realizarlos en forma de collage. Busqué cosas que podrían servirme y utilicé un poco de todo. Partí de la idéa del tópico y típico árbol de Navidad y me puse manos a la obra.

Materiales:

Para la tarjeta
  • Cartulina en diferentes colores: 1 rectángulo para cada tarjeta de 16x23,5 cm
  • Trozos de papeles con diseños navideños para envolver regalos, de los que nos van quedando y no nos valen porque son muy pequeños. Si no disponemos de ellos, se pueden conseguir gratis en Internet e imprimirlos en casa. Yo me bajé alguno de Myria.

  • Pegatinas de estrellas o de gotas.

Para el árbol
  • Cuerda de atar fina y palillos de madera para brochetas.

¿Cómo hacemos el árbol?
  • Primero cortamos el hilo en trozos de unos 10 cms. Luego de dos en dos los anudamos e introducimos un palillo dentro del nudo. Apretamos el nudo, intentándolo centrar bien y continuámos introduciendo pares de hilos hasta tener más o menos la cantidad necesaria para nuestro árbol. Yo los hice con 16 y 18 pares.
  • Repetimos el paso anterior para hacer dos árboles en cada palillo.


  • Cortamos el palillo por la mitad y pegamos el primer y ultimó par de hilos al palillo, procurando que queden bastante apretados. Si queremos añadimos más pares de hilo.

  • Por último cortamos a ambos lados para darle la forma de árbol y alineamos un poco el hilo para que queden simétricos ambos lados.
El último toque.

Y una vez que tenemos los árboles realizamos un collage. Doblando primero la cartulina, se van colocando los materiales y los vamos pegando según nos vayan gustando. Aquí dejo un ejemplo.


23 de diciembre de 2015

Feliz Navidad 2015

Antes de que acabe el año, quiero a felicitar a todos la Navidad con una de mis humildes tarjetas artesanales.

¡Os deseo unas Felices fiestas y un Feliz Año 2016 a todos!


9 de diciembre de 2015

Un año después y aún sigo viva.

 

Hace un año comencé este Blog, llevo casi cuatro meses sin añadir ninguna entrada y, aún así, me resulta increible que tenga visitas. ES TAN CAÓTICO...

Tener un blog es un cargo de conciencia. En serio. Cada vez que lo abro y veo que llevo un tiempo sin publicar, me estreso un montón. Me digo a mí misma: "¿Para qué querría yo tener un blog?, ¿para qué tener otra obligación?" Mi intención era llevar una especie de agenda personal con las cosas que hago y que me gustan pero, al hacerlas públicas, parece que tengo que seguir añadiendo cualquier cosa para que no me olviden aquellas personas a las que no conozco y se meten en mi blog. ¿Estaré a la altura en mi siguiente entrada? ¿La visitarán desde otros países? ¿Dejará alguien un comentario?... ¡Qué comedura de tarro!

Y, encima, cuando entro en blogs o webs de otras personas, ¡me entra un complejo!...

"¡Caray!", me digo: "cuánto tiempo tiene esta gente y cuántas cosas interesantes dicen y hacen y, encima, ¡qué bien lo reflejan en sus magníficas y profesionales páginas! ¿Cómo lo hacen?" ¡Pues no tengo ni idea!

Desde el principio, decidí que este blog sería mi agenda personal y, ya está. Quiero dar las gracias a todos los que lo visitan, aunque solo sea por equivocación, pero de todas maneras:

 ¡GRACIAS!


25 de agosto de 2015

Colecciones: nuestras conchas de mar.

Casi todos los inviernos, pasamos las Navidades en la Playa de Gandía. Todas las mañanas, haga frío o calor, paseamos por la playa. El primer invierno, en uno de aquellos paseos, mi hijo, que por aquel entonces tendría unos cuatro años, comenzó a preguntar como se llamaban las conchas que iba recogiendo. Mi conocimiento sobre la materia se reducía a cuatro nombres: mejillón, navaja, berberecho y tellina. Lo curioso era que las que me mostraba eran totalmente desconocidas para mí. Se me ocurrió decirle que nos las llevaramos a casa y que, más tarde, buscáramos su nombre en los libros de la Biblioteca o en Internet. Ahí comenzó nuestra colección.

Vistas del Mondúver desde la zona de las dunas en la Playa de Gandía. Navidades de 2009

Con los años, por supuesto, la colección fue creciendo. Ernesto, aficionado al mundo de los moluscos y, además, dueño de una tienda con un montón de conchas en el paseo del puerto, al ver a Samuel tan pequeño le fue regalando algunos ejemplares de la zona no muy valiosos, nos apuntaba su nombre y, además, decidió considerarnos clientes muy especiales para aplicarnos un descuento generoso en las que le comprábamos. Gracias a él, supimos como buscar conchas, y lo más importante, a clasificarlas y a seleccionar las de mejor calidad.

Otras formas de aumentar la colección fue buscar conchas en todas las playas que visitabamos; decirles a nuestros conocidos que nos trajeran las que ellos encontraban; y, por supuesto, comprar las más vistosas que no pertenecen al Mediterráneo sino al Indopacífico en las tiendas de los paseos marítimos y, através de Internet en Conchology (una extraordinaria tienda dedicada por entero a los moluscos del Indopacífico, aunque también venden ejemplares de otros lugares). Si, además, se tiene dinero, se pueden conseguir ejemplares muy raros en su subasta.

Caja hecha a mano con algunos ejemplares comprados en Conchology y algunos encontrados en las playas.

Hay que decir que no se trata de una colección de lujo. ¡Más quisiéramos nosotros! Es muy modesta, pero, más que un gran valor económico, tiene un gran valor cultural. Renocer los nombres de las conchas de nuestras modestas playas, y las que venden en las tiendas de souvenirs, es como conocer el nombre de las flores y los árboles que están en nuestro entorno. ¡Nos alegra la vida!

Detalle de los habitantes de una roca.

Este verano de 2015, en la playa de Arnao, en el concejo de Castropol en Asturias, encontré 3 pequeñas joyas que trajo la marea.

Playa de Arnao en la ría del Eo con marea baja (Castropol)

La primera es una Epitonium clathrus.

La Epitonium pertenece a la familia de las Epitoniidae y se suele  encontrar en aguas del Mediterráneo. Suele medir entre 13 y 40 mm, y suele tener un color que va desde el marrón intenso al crema pálido o blanco.

Con sus hermanas Epitonium clathrus


A pesar de no ser éste un ejemplar extraordinario, pues mide tan solo 25 mm y no tiene un color intenso, tiene para mí un valor sentimental porque, precisamente es una especie que solo he encontrado en el Cantábrico.  Esta última Epitonium no está rota y sus costillas están intactas, por lo que pasará a formar parte de mi modesta colección, junto con los otros ejemplares de su misma especie encontrados en años anteriores en Arnao.

Otra de las joyas que encontré fue una mínima y diminuta Cupulus ungaricus, pertieneciente a la familia de las Capulidae, que puede llegar a medir 50 mm. La mía tan solo mide 6 mm y es totalmente blanca, pero tiene un ápice de forma de capucha retorcida extraordinario. También es una especie habitual del Mediterráneo. Su color es también entre marrón, crema y blanco. Sólo teníamos un ejemplar anterior del mismo tamaño recogida en Arano. Las recogidas en la playa de Gandía de tienen unos 40 mm y están recubiertas de periostraco.

La pequeña concha con su ápice retorcido
Con el otro ejemplar


Detalle del contraste de tamaños
Cupulus ungaricus de Gandía con resto del periostraco

La tercera es una Trivia monacha. Otro pequeño gasterópodo, que debido a su tamaño, también es difícil de encontrar, sobre todo en buen estado y con las tres manchas amarronadas en el lomo. Su tamaño medio está entre los 7 y los 12 mm. Se puede encontrar en las costas del Mediterráneo, en las de las Islas Británicas y en las de Marruecos.

En su caja con sus compañeras

Y por fín, las tres en su respectiva caja con el resto de sus parientes.



24 de agosto de 2015

Cuadro con cuervos y bayas

Blackbirds and Berries de Kim Diehl
Ya comenté en mi entrada de Variantes de la bolsa reutilizable que quiero deshacerme de los pequeños retales que voy guardando y un cuadro de patchwork es la típica idea 3B: buena, bonita y barata.

Cuando salgo de vacaciones por un período largo, el equipaje dedicado a la costura tiene que caber en un bolso que realicé -también con retales- para esta función. Así pués, la costura tiene que cumplir cuatro requisitos:
  que se pueda coser a mano,
  que sea pequeña,
  que no necesite demasiado material y
  que todo quepa en mi bolso.

Tengo varios proyectos de cuadros de patchwork donde se reutilizan muchos retales. Al final, entre todos, elegí un cuadro de Kim Diehl, titulado Blackbirds and Berries, de su libro Homestyle Quilts que compré en ShopMartingale, porque cumplía los cuatros requisitos.

Me preparé una lista y un día antes de irnos, fui metiendo todo el equipo en el bolso: retales de diferentes tonos lo más parecidos al original; guata; tela trasera y tela para el fondo de la aplicación; entretela adhesiva de doble cara; plantillas de la aplicación; regla; tijeras; agujas de acolchar e hilo; bolígrafo para marcar los dibujos; cutters; alfileres y, por supuesto, las instrucciones del patrón.

Cuando llegué comencé con la aplicación. Fui cosiéndola con punto repulgo en vez de punto festón.  El punto repulgo, llamado en inglés Whipstich, es un punto parecido al de sobrehilado hecho a mano, solo que las puntadas visibles son rectas y no diagonales. Se usa para unir aplicaciones en fieltro y en patchwork.

Detalle del punto repulgo

Una vez terminada la aplicación, cosí el marco interior y, posteriormente, uní el cuadro al marco.


Luego,  comencé el acolchado de las tres capas a mano. Este paso me llevó, como siempre, bastante tiempo. Y luego le añadí el borde.


Detalle del acolchado
Detalle del punto escondido para unir el borde

Y éste fue el resultado final.




18 de agosto de 2015

De vuelta.

Volví.

¿Fuí feliz?  Todo depende de la exigencia de cada uno. La mía: eludir los calores de Madrid, leer tranquilamente esos largos libros que se acumulan durante el año por falta de tiempo y cansancio, mirar por la ventana y no ver a mi alrededor ningún edificio, respirar aire limpio, coser algún proyecto sencillo que no requiera máquina, jugar con mi familia a juegos de antaño, ver cine y si es posible parar un poco el tiempo. Cosas simples todas, excepto la última que no siempre consigo.

Asturias es nuestro paraiso. Desde que la descubrimos hace unos diez años, nos sigue cautivando y enamorando. No solo por su color, también por su aroma, su frescor, su silencio... Vamos año tras año a regenerarnos. Eludimos los grandes nucleos urbanos, las playas más visitadas y nos alojamos en una casa de piedra de una pequeña aldea rodeada de maizales y manzanos, vacas y cuervos. Nos olvidamos del progreso tecnológico y retrocedemos en el tiempo. Oímos de tanto en tanto, según sople el viento, pasar el FEVE a unos cuatro kilometros. Y desde el porche, vemos el cambiante cielo, este verano más alegre y brillante que de costumbre.

Mi hijo tomó esta foto del cielo desde la casa.

Nubes jugando

Y ésta la hice yo desde el porche.


Ahora, vuelta a la rutina, a las clases, a la casa ...

26 de junio de 2015

Cerrado por vacaciones



... ni si lo conseguiré.

¡FELICES VACACIONES!

Variantes de la bolsa reutilizable

Un enorme problema que tenemos los que nos gustan las manualidades son las numerosos cosas que guardamos. ¿Será un síntoma del síndrome de Diógenes? Como adictos que somos, tenemos mil excusas: ¡Podría valer para algo! ¡No lo vas a tirar con lo que costó! ¡Así ahorro dinero! ¡Mañana me pongo a ver lo que vale y lo que no!...

Lo cierto es que los cajones van engordando y engordando y llega un momento en que no entra nada más.

A mí me obsesiona porque me doy cuenta de esa necesidad que se va adueñando de mí de tener más y más y, además, porque mi casa es pequeña y no tengo donde guardar nada. Ando dándole vueltas a cómo deshacerme de tantas cosas. Por eso, al hacer la bolsa para Marisa, se me ocurrió deshacerme de algunos retales haciendo la misma con la técnica del patchwork. Aprovechando algunos de los retales que tengo corté las piezas laterales en 4 bloques de 2 X 6 cuadrados.


Una vez terminada la bolsa, seguí con mi objetivo: Desprenderme de más retales. 

Y se me ocurrió realizar otra variación de la bolsa. Esta vez,  haría una para el verano, ligera, más pequeña y de colores alegres. 

Busqué y encontré una tela arco iris, bastante difícil de combinar precisamente porque son colores muy chillones. Añadí  cinco bolsillos en el interior del forro y una entretela fuerte en la base.


Tela de contraste
Forro con la tela de contraste


El cajón de retales no ha adelgazado mucho, pero algo es algo. Continuaré en vacaciones con mi propósito...

24 de junio de 2015

Delantal y bolsa reutilizable para el mercado a juego


Para San Juan, Samuel va a visitar a Isaac, Jesús y Marisa que viven en Alba de los Cardaños, un asombroso pueblo en el noroeste de la sierra palentina de Fuentes Carrionas.  Un tesoro escondido.

Vista de Alba de los Cardaños junto al embalse de Camporredondo desde el Mirador

Isaac y Samuel, un día de excursión y el desaparecido Tento detrás de Samuel.

Jesús, que trabaja de cocinero en el restaurante Estrella del Bajo Carrión en Villoldo, prepara las viandas y los fuegos artificiales. Marisa prepara la hoguera y ejerce de estupenda anfitriona e Isaac se dedica a hacer juegos de magia con las cartas Magic y ayuda algo. Por suerte, a pesar de las lluvias del año pasado y de este, ha sido posible encender la hoguera en la noche de San Juan.

Como tratan excesivamente bien a Samuel, siempre estamos en deuda con ellos, así que procuro, en la medida de nuestras posibilidades, tener con ellos, de vez en cuando, un pequeño detalle.

El año pasado, en honor a los deliciosos huevos que ponen sus gallinas, les regales un cuadro con aplicaciones en Patchwork con cuatros gallos. El patrón es de All People Quilt, sólo que en vez de hacerlo en lana lo hice en algodón.

Los gallos del corral

Este año decidí que tenía que hacerles algo más práctico así que me concentré en accesorios de cocina: delantal o mandíl para Jesús y bolsa para ir al mercadillo de Guardo para Marisa, o viceversa, o si quieren, los pueden compartir...
Y para Isaac...
pues ya se encargará Samuel de ello.

Como tejidos principales elegí dos de Paintbrush Studio de su colección Farmer John's Marketplace II, con dibujos de patatas y de ajos y para combinarlos elegí un vichí de cuadros, y dos de lunares.



Bolso

El patrón de la bolsa lo saqué también de All People Quilt y se puede descargar gratis. Eso sí registrándose antes. Tienen cantidad de patrones y con muy buenas explicaciones.


La bolsa lleva un bolsillo en cada lado. En un lado el del tejido de los ajos y en el otro el de las patatas.

Forro del interior

Delantal


Para el patrón improvisé. Tomé las medidas de uno normal y realicé un diseño parecido al del bolso.
Las costuras están escondidas debajo de las tiras marrones que separan las piezas, de esa forma, el revés no tiene ninguna costura visible. En cuanto sepa cómo subiré el patrón y las explicaciones al blog.